

VIOLENCIA EN EL HOGAR: UN CIRCULO VICIOSO QUE HAY QUE ROMPER
En todos los tiempos y en todo lugar siempre ha habido familias que sufren el flagelo de la violencia en el hogar con consecuencias, a veces, fatales. En la Biblia el primer caso de violencia familiar registrado se encuentra en Génesis Capítulo 4:8, cuando Caín decide matar a su hermano Abel. Luego de este se encuentran otros ejemplos bíblicos de familias que atravesaron acontecimientos violentos en su seno, tales como: el caso de Sara y Agar, Esaú y Jacob, José y sus hermanos, Amnón y Tamar.
Actualmente, a diario mujeres, niños, ancianos y hombres sufren violencia doméstica, por lo que los medios de comunicación y otros entes privados y públicos mantienen una fuerte campaña contra este mal que afecta a todos los países sin distingo de clase social, condición económica, credo o raza, a fin de crear conciencia para que las personas que ejercen violencia sobre sus familiares detengan sus actos violentos, y para que las personas violentadas entiendan que nadie tiene el derecho de maltratarlas.
La Palabra de Dios también está en contra del maltrato físico, emocional y psicológico y establece los deberes sociales que corresponden al creyente. En efecto, en Colosenses, Capítulo 3:18-25 nos enseña lo siguiente:
a.- La esposa debe amar y respetar a su esposo. Está llamada a guardarle fidelidad y sujetarse a él porque es la cabeza de ella, así como la Iglesia se sujeta a Cristo que es la cabeza de Su Iglesia. Creo firmemente que cualquiera sea el problema matrimonial que enfrente una pareja la solución nunca estará en la violencia. Si tú, mujer, enfrentas problemas con tu esposo que crees no poder resolver, busca ayuda espiritual y profesional para que superes la situación que te aqueja. Verás lo provechoso que será para ti y tu familia.
b.- El esposo debe amar y respetar a su esposa. Está llamado a amarla como a su mismo cuerpo, porque el que ama a su mujer, a sí mismo se ama, ya que nadie aborreció jamás su propia carne, sino que la cuida y la sustenta, como también Cristo a la Iglesia, quien la amó y se entregó a Sí mismo por ella. Nunca el varón debe olvidar que su esposa es vaso frágil, y su ayuda idónea, y no debe ser áspero con ella.
c.- Los hijos deben obedecer a sus padres porque esto agrada a Dios. Honrar a padre y madre es el primer mandamiento con promesa, para que a los hijos les vaya bien y sea larga su vida sobre la tierra. Un hijo nunca debe levantar la voz, y menos la mano, a sus padres. Debe sujetarse a las reglas que éstos han establecido para su crianza. Un hijo siempre debe recordar que sus padres nunca le aconsejarían mal, porque todo padre desea lo mejor para su hijo. Hijo, tus padres sufren si tú sufres, y ríen si tú ríes.
d.- Los padres no deben exasperar a sus hijos. Los padres no deben provocar la ira ni el desaliento en sus hijos, sino que deben criarlos con amor, disciplina y amonestación en el Señor. Sin importar cuántos problemas puedan estar enfrentando los padres (matrimoniales, económicos, laborales, otros) jamás deben descargar sus frustraciones, preocupaciones ni temores en sus hijos. Padres, deben tratar de disfrutar el mayor tiempo posible en compañía de ellos.
e.- Entre los hermanos debe reinar la armonía, sin celos ni envidias. Después de nuestros padres, nuestros hermanos de sangre son la familia más cercana que tenemos. Cuando nuestros padres ya no estén en la tierra, aún nos quedará la compañía de esa persona que nos ha acompañado desde la niñez, jugando juntos, llorando juntos, riendo juntos. Un hermano es un ser muy valioso. Debemos amarnos entre nosotros, respetarnos, ayudarnos, apoyarnos. Estar allí para esa persona que comparte el mismo origen que nosotros. Y si sientes que tu hermano te ha ofendido, pide al Señor que te dé el corazón de José quien fue capaz de perdonar a sus hermanos pese a que éstos lo vendieron como esclavo, siendo apenas un adolescente, privándolo de crecer cerca de su padre Jacob. En José el amor pudo romper todas esas ataduras del rencor y del odio.
Si ejerces violencia contra tu familia te pido por el amor de Dios que te detengas, y si sientes que no puedes detenerte, busca ayuda, pero primeramente busca de Cristo. Él te puede hacer libre de esa fuerza que te impulsa a maltratar a esas personas que te aman; y te llenará el corazón de mucho amor para ellos.
Ruego a Dios que estas humildes líneas sean de bendición para quien las lea, y que a través de ellas el Señor obre en los corazones de todo aquél que necesite ver Su Gloria.
¡Dios les bendiga grandemente!
Un aporte de la ESCUELA MISIONERA (NUCLEO PUNTA DE PIEDRA - MIRANDA / EDO ZULIA )... Para Orquídea Team!!!!