top of page

NO HAY QUE TEMER

A los que aman al Señor, todas las cosas le ayudan para bien.

 

¿Quién no conoce la historia de Israel cuando era esclavo en Egipto? Y ¿Quién no sabe que Faraón luego de liberarlos, fue tras ellos con sus soldados?, todos alguna vez hemos escuchado esta historia. Cómo pasar por alto el fascinante hecho del Mar Rojo abierto en dos por el Poder de Dios, para que Su pueblo pudiera atravesarlo con suelo seco, y cómo Dios endureció el corazón de Faraón para que los siguiera, siendo derrotado dentro del mismo Mar Rojo que abrió para que Israel obtuviera la victoria.

 

Y al pensar en todo el pueblo de Israel, surgen preguntas como ¿Sintió temor el pueblo? ¡Por supuesto que sí! Israel sentía temor, pero estaban confiados en Jehová, y por esa confianza siguieron adelante, y sabían que al otro lado del Mar Rojo conseguirían la Victoria. Ellos sabían que incluso Faraón estaba bajo el control del Señor, y que no importaba lo que él intentara hacer, el Señor los protegía. Así como Israel, debemos ser nosotros. Debemos confiar en el Dios Altísimo, y recordar que todo está bajo su control. Lo bueno y lo malo está bajo la mirada de Dios, y todo ayuda para bien de nosotros, como lo dice la misma Palabra de Dios en Romanos 8:28.

 

Pero ¿Qué sucede cuando somos nosotros los que nos sentimos perseguidos por un Faraón, y nos encontramos frente al Mar Rojo? En ocasiones nuestro corazón desmaya, y se inclina a no creer. Nuestro cuerpo comienza a sufrir cambios físicos, y comenzamos a sentir “temor”, un sentimiento que conocemos desde nuestra infancia y que intenta apoderarse de nosotros a lo largo de nuestra vida. Un sentimiento extraño que nos hace pensar que perderemos todo cuanto tenemos, todo aquello que tiene valor para nosotros. Viene a desestabilizar nuestra tranquilidad, poniendo en riesgo nuestra confianza en nosotros mismos. Y si nos descuidamos podemos llegar a perder la confianza en nuestro Dios, e inevitablemente nuestro temor termina teniendo una razón real.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sin embargo, y a pesar de lo maligno que puede llegar a ser el temor cuando no lo podemos controlar, es importante tener presente que el temor es un sentimiento natural del ser humano, y cuando llega es por una razón de peso, nos indica que el peligro está cerca. Por esto, debemos aceptarla dentro de nosotros mismos, para poder controlarla y no permitir que nos quite lo que más apreciamos. Es decir, conocer el temor y el porqué de su aparición, nos ayudará a superarlo.

 

Y usted se estará preguntando ¿Y, cómo vencer el temor? La misma Palabra de Dios nos da la respuesta: gran cantidad de pasajes nos hablan acerca del temor desde muchos aspectos, todos con el fin de no dejarnos abandonados a él, sino que por el contrario, aprendamos a manejarnos a través del temor para salir victoriosos, tal como Israel cuando atravesó el Mar Rojo: ¿Sintió temor? ¿Quiso desmayar? ¡Seguro que sí!, ¡corrían por sus vidas! Pero, confiaron en Dios, y finalmente cantaron el Himno de Victoria al otro lado, al mismo tiempo que sus ojos veían sus peores temores ahogarse en el mar. ¿Y cuál es nuestra victoria hoy? 1Juan 5:4 nos dice: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”.

 

Entonces con la Fe en el Señor, podremos superar cualquier obstáculo, cualquier prueba, cualquier problema, cualquier gigante, cualquier Faraón con su ejército. No debemos abandonarnos a los sentimientos negativos que afectan nuestros pensamientos y nos alejan de Dios, haciéndonos sentir solos y desamparados. Amigo que me lees: Escudriña la Palabra, refúgiate en el Señor, nunca es tarde para buscarlo. Él te está esperando, y sus promesas te dicen:

 

  • El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la Sombra del Omnipotente (Salmo 91:1). 

  • El Señor es tu guardador, El Señor es tu sombra a tu mano derecha. (Salmo. 121:5).

  • Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas (Josué 1:9).

  • No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo y nadie te atacará para hacerte daño porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. (Hechos 18:9,10).

  • Aunque pase por el valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. (Salmo. 23:4).

  •  

Es ésta la poderosa herramienta que el Señor te entrega cuando lo aceptas como tu salvador personal. Te invito a que abras tu corazón, en la intimidad con Dios, le pidas perdón por tus pecados, lo invites a tu vida y le entregues todas tus cargas. Verás que mañana despertarás a un nuevo día y a una nueva vida.

 

 

¡Dios les bendiga grandemente!

 

     Un aporte de la ESCUELA MISIONERA (NUCLEO PUNTA DE PIEDRA - MIRANDA / EDO ZULIA )... Para Orquídea Team!!!!

 

 

 

bottom of page