
UNA CUEVA LLAMADA DEPRESIÓN
La depresión es la sensación de tristeza, melancolía, infelicidad, abatimiento o derrota. La mayoría de las personas pueden experimentar este estado de vez en cuando durante períodos cortos. Sin embargo, a la depresión clínica se le considera una enfermedad o trastorno mental caracterizada por una profunda tristeza, desánimo, baja autoestima, pérdida de la energía e interés en hacer las cosas de la vida diaria y disminución de las funciones psíquicas como la memoria, la capacidad de atención y organización de las tareas cotidianas (en el hogar, el trabajo, etc.). Hay un trastorno del estado anímico donde los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración impiden el normal desenvolvimiento de las actividades por período de tiempo más o menos largo.
Una persona puede deprimirse por la enfermedad o pérdida de un ser querido, por enfrentar la separación de su pareja, por la pérdida de un empleo, por problemas económicos, entre otros; llevándola a no atender sus obligaciones (sus hijos, su casa, su trabajo, etc.), perder el interés en asearse, perder el apetito (o comer demasiado), tener insomnio (o dormir mucho), e incluso se experimenta una baja notable de la energía para ejecutar labores simples. También la capacidad de concentración, atención y memoria se ven tan afectados que si esa persona está acostumbrada a manejar una agenda diaria, semanal, quincenal o mensual para organizar sus deberes, puede llegar a olvidar la consulta de dicha agenda, sintiéndose perdida o desorientada durante el día en la ejecución de esas labores. Ya en los casos más graves, la persona puede experimentar deseos de morir, los cuales a veces se ven cristalizados en la triste decisión del suicidio.
Si debemos buscar referencias bíblicas de personas que experimentaron depresión salta a la vista el caso de Elías narrado en el Capítulo 19 del Libro Primero de Reyes, donde la Palabra nos enseña que él se fue a Horeb huyendo de Jezabel quien había ordenado su muerte, llegando finalmente a una cueva donde Dios trató con él preguntándole: ¿Qué haces aquí Elías? En este artículo nos detendremos en esa pregunta.
Si te has sentido identificado con los síntomas de depresión descritos es necesario que tomes conciencia de lo que te sucede, porque a veces no entendemos cómo nos sentimos o por qué nos sentimos de ese modo. Buscar ayuda profesional es vital, pero sin olvidar buscar la ayuda principal en las manos de Jesucristo. Elías deseó morir, pero recibió la ayuda, protección y cobijo de Jehová y tú también puedes recibirla. En esta oportunidad Dios te pregunta: ¿Qué haces aquí hijo, hundido en esa depresión, en ese desaliento, en ese desánimo, en ese pesimismo, en esa tristeza? ¿Qué haces en esa cueva? ¡Sal de allí porque no es mi voluntad para ti que estés en esa condición!
El apóstol Pablo durante su ministerio enfrentó cárceles, prisiones, procesos judiciales, naufragio, en fin, situaciones en las que constantemente estaba en riesgo su libertad o su vida, sin embargo, este varón de Dios, experto en vivir por fe, hace esta hermosa declaración: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos…” (2 Corintios 4:7-9)
Te aliento amado lector a superar tu depresión recordándote además que para todo hay tiempo bajo el sol: tiempo para llorar, tiempo para reir; tiempo para bailar, tiempo para endechar; tiempo de buscar y tiempo de perder; tiempo de callar y tiempo de hablar; tiempo de guerra y tiempo de paz… (Eclesiastés 3:1-8). Pues, ha llegado tu tiempo de superar esta crisis. Con la ayuda del Todopoderoso vencerás y verás Su Gloria. ¡Clamo al Altísimo para que así sea! ¡Ánimo!
¡Dios te bendiga grandemente!
Un aporte de la ESCUELA MISIONERA (NUCLEO PUNTA DE PIEDRA - MIRANDA / EDO ZULIA )... Para Orquídea Team!!!!
